enero 17, 2013

Nanas de la Cebolla

no sé mucho (poco o nada, o quizá sí!) de Miguel Hernández..
he leído este poema y más que el poema, el contexto en el que fue escrito me ha cautivado.


"Este poema lo escribió estando ya preso en la cárcel por la dictadura franquista después de recibir una carta de su mujer en la que le contaba que en la casa sólo les quedaba cebolla y pan y sufría al tener que amamantar a su hijo de 8 meses con caldo de cebolla. Él le contesta en otra misiva con este poema en el que expresa su dolor al estar lejos de ellos y no poder ayudarles, pero a la vez, incide y reincide en un mensaje optimista de que pronto llegarán tiempos mejores. Miguel Hernández moriría de tuberculosis en esa misma cárcel sin haber vuelto a ver a su mujer ni a su hijo!"


La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre. Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso. Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea. Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor. Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma. Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes. Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro. Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

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