diciembre 30, 2012

tenemos la oportunidad de volver dichosas a tantas personas en el camino mas no la aprovechamos.

La felicidad es ahora. Bernard Fougeres

¿Dónde estaré mañana? Miro la copa de vino, destellos, color granate, aromas, observo con afecto a quienes me acompañan. Soy burbuja insignificante dentro del universo en expansión. Cada instante me obsequia maravillas que no ven los demás. Vivo desde hace 40 años frente a un río fascinante que miro cada día: luna llena o menguante sobre reflejos de plata, sol naciente deslumbrante. Tengo brazos, piernas, ojos, oídos y no se quejan quienes carecen de ellos.

Muere un ser querido, se esfuma el sortilegio, se nos parte el alma, brotan penas, cansancio, duele el cuerpo, padece el alma, vuelve una hija, florece una nieta, se reconstruye la vida. No esperemos, por favor: la felicidad es ahora, paréntesis hermoso en medio del trabajo, el tedio, los sinsabores. Somos optimistas con problemas, no pesimistas empedernidos. No se lucha para ser feliz, basta con mirar lo que nos rodea: este neonato hundido en el hombro de su madre nos sonríe en el supermercado, recibimos abrazos de un ser querido cuando el destino anda en contra, tenemos la oportunidad de volver dichosas a tantas personas en el camino mas no la aprovechamos.

La orquesta sinfónica llena de melancolía la sala de concierto. Basta con cerrar los ojos, dejarnos llevar por un adagio de Mahler, de Mozart: la felicidad es ahora. A veces los pobres, en su precaria morada, aprecian pasajeros relámpagos de bienestar mientras personas adineradas se mueren de desamor en doradas mansiones, teniendo de todo pero sintiendo deseos de obtener más. Sin amor, ¿de qué sirve el bienestar? Nos acostumbramos a lo que compramos luego lo desechamos. Dejamos fluir la dicha, agua entre dedos. La felicidad es mirar con ilusión. Podemos compartir décadas junto a la misma pareja, seguir estremeciéndonos al rozar su mano. La felicidad llegará cuando lo decidamos: por esa misma razón es inagotable. El dolor es contrapartida, somos dichosos por contraste. Hay que tener coraje para ser feliz aunque sea por esporádicas ráfagas de dicha en medio de los truenos.

Cuando me abrieron el corazón hubo serias complicaciones, quedé inconsciente durante dos semanas, volver a la vida fue renacer. Desde entonces me emocionan detalles, no le hago caso al tiempo, al qué dirán. Mañana no estaré, la felicidad es ahora. Siempre pensé que no hay dicha más grande que la de tener en mi mano la de un ser amado, dure lo que dure, el tiempo que sea. Subsiste la magia cuando tenemos la mente predispuesta. Si dejo de amar dejo de ser.

Un malestar repentino me recuerda que ya no tengo veinte años mas adquirí una forma superlativa de saborear minutos, segundos, miradas, besos. Nos dieron alma, piel, cinco sentidos, para que nos asombremos; nos regalaron la suficiente inteligencia para apreciar lo justo, lo hermoso, lo bueno. La vida no es carrera sino caminata lenta, slow food. Para lograr un buen estofado se necesita tiempo, paciencia. Dios irrumpe cuando uno menos lo espera, dar con Él fue para mí un maravilloso accidente. Así mismo sucede con la felicidad: llega cuando la ilusión se pone de acuerdo con la razón y el corazón.

diciembre 26, 2012

Navidad

Esta Navidad ha sido diferente a las anteriores.
Esta Navidad así no fue planificada.
Esta Navidad quizá fue tejida por el Niño Jesús y no lo vi antes.
Y es que esta Navidad no hubo añoranza de la familia.
Porque la familia fue la que se reunió en torno a la mesa.
Esta Navidad, fue sublime.

Amén.


Reflexión tomada de http://reflexionesdiarias.wordpress.com/2012/12/24/10-secretos-de-la-navidad-para-una-sociedad-posmoderna/

La Navidad es inagotable. Después de dos mil años, sigue ilusionando a los niños, inspirando a los artistas, arrobando a los místicos y movilizando al mundo entero. Basta recorrer las principales avenidas y comercios del orbe a partir de noviembre para sentir la fuerza del fenómeno. Y esto en una cultura que es llamada ya por muchos “post-moderna”; es decir, que dejó atrás la modernidad y se ha vuelto “ultramoderna”, sobre todo por su dominio técnico y científico, su estructuración geopolítica y social y su configuración global.
En esta nueva edad de la humanidad, contrasta cada vez más la celebración de la Navidad con la tradición de la Navidad. Las tradiciones, en general, están muy devaluadas. Se ha difundido la idea de que son algo que se hace sólo por costumbre, inercia o imposición social o religiosa. Muy al contrario, las tradiciones son como las mejores prácticas de la humanidad, amasadas en forma de costumbre o recurrencia, precisamente para que no se pierdan. Las tradiciones tienen un núcleo interior, un sentido profundo que inspira y da significado a la celebración exterior.
La celebración de la Navidad, sin embargo, está siendo cada vez más superficial y material. Y a medida que se va imponiendo un modelo pagano y comercial de celebrarla, se va perdiendo su riqueza profunda y su encanto. Hacen falta nuevos puentes entre tradición y postmodernidad. Sin duda, hay muchos elementos que depurar en ciertas tradiciones. Pero es preciso redescubrir el valor de las sanas tradiciones, si no queremos perder irresponsablemente riquezas atesoradas por la humanidad a lo largo de siglos y milenios.
La Navidad es la tradición por excelencia. Aunque inmediatamente hay que aclarar que la Navidad es mucho más que una tradición. Es un acontecimiento. Un evento histórico o, mejor, “metahistórico”, en el sentido de que rebasa, desborda y envuelve la historia misma, iluminándola y dándole su pleno significado. Por eso, la Navidad jamás será obsoleta. Y por eso también hoy tiene tanto que decirle a nuestra cultura postmoderna. Las siguientes reflexiones son sólo un botón de muestra.
1. El secreto del burro y el buey: la calma
La nuestra es una sociedad apresurada. No tenemos tiempo para nada. Parecemos “malabaristas” de la existencia: sentimos la presión de mantener muchos roles y responsabilidades en el aire y la limitación de contar sólo con “dos manos”.
Y se nos nota: la prisa nos apremia; y también nos maltrata. Más allá de los estragos del stress, tan bien documentados, a veces cometemos errores muy básicos por no dedicarle a cada cosa su tiempo. No hace mucho, al bajar del coche, por la prisa, cerré la puerta sin estar “completamente fuera”. ¿El resultado? Un dedo “machucado” y algunas estrellas.
El burro y el buey, siempre presentes en los nacimientos, tienen un secreto que ofrecernos: la calma. La tradición de colocar estos dos animales junto al pesebre del Niño Jesús no es ornamental. Tiene fundamento bíblico: “Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo”, escribe el profeta Isaías (1, 3).
Recuerdo el gesto sereno y apacible del burro y del buey del nacimiento que poníamos en casa. Dos modelos humanos difícilmente hubieran podido expresar tanta calma. El burro y el buey simplemente “están”. No se mueven. No caminan. No se marchan. No tienen ninguna prisa.
La calma supone saber estar donde se debe estar en cada momento. Claro, supone también una buena organización personal y claridad de prioridades. Si quieres calma –parecen decirnos estos animales– dale prioridad a Dios. Ellos reconocieron en el Niño Jesús a su “dueño y amo”. En otras palabras, no tenían otro lugar mejor donde estar en ese momento. Si Dios fuera siempre nuestra prioridad, y le dedicáramos tiempo a la oración, al trato con Él, seguramente tendríamos más calma. No por tener menos cosas que hacer, sino por hacer las que realmente importan. Por lo demás, el tiempo no existe ni importa cuando estamos con aquellos que amamos.
“Ustedes tienen el reloj; nosotros tenemos el tiempo”, decía un viejo beduino del desierto a un turista. Aprendamos del burro y el buey a no dejarnos presionar tanto por las manecillas. Y menos cuando estemos en oración. Nunca como entonces se puede saborear la serena alegría de estar junto a Dios en plena calma.
2. El secreto de José: la providencia
Nuestra sociedad se ha vuelto demasiado racional. El concepto viene del latín “reor, ratum”, que significa calcular. En otras palabras, hemos aprendido a ser calculadores. Ponderamos demasiado ciertas decisiones que podrían ser más diligentes y valientes si no miráramos tanto su precio en sacrificio o generosidad. En el fondo, además de mezquindad, el ser calculadores supone poca confianza en Dios. Lo prevemos y lo programamos todo para no poner en riesgo nuestra comodidad o conveniencia.
También José habrá hecho sus cálculos y previsiones. “Será Hijo del Altísimo”, le dijo María. Y Él concluyó en su imaginación: “Nacerá en un palacio, con los mejores médicos. Viviremos con él en Jerusalén, la capital. Nos darán como casa el Templo de Salomón. Y vendrán reyes y reinas de todas partes a visitarnos. Ya no tendré que trabajar de carpintero”.
Pero, ¡qué realidad tan distinta! Un inesperado censo en Belén, el nacimiento en una cueva y la huida a Egipto dieron al traste con sus ilusiones. Y después el regreso a Nazaret y una larga estancia ahí, sin pena ni gloria, para terminar muriendo carpintero. La Navidad es una profunda lección sobre la providencia de Dios, que lleva muchas veces nuestra vida muy al margen de nuestros cálculos y previsiones.
Confiar en la providencia es la actitud más realista. Nadie tiene el control total de su destino personal, matrimonial, familiar, profesional, etc. No lo tuvo José; menos lo tendremos nosotros. Y es mejor que así sea. La apertura a la providencia divina nos ubica en nuestra realidad de creaturas de un Dios que ve y actúa más allá de las circunstancias prósperas y adversas, llevando siempre las cosas en el modo que más nos conviene. Fue el caso de José; y puede ser también el nuestro si aprendemos, como él, a confiar en la Providencia.
3. El secreto de los ángeles: la espiritualidad
Nuestra sociedad se ha vuelto cada vez más física. No en el sentido científico, sino corporal. Está obsesionada por el fitness, por la “buena forma”. Los gimnasios están cerca de llegar a ser el negocio del siglo. Ahora bien, cultivar el cuerpo no tiene nada de malo. El cuerpo es una dimensión esencial de nuestro ser. Como dijo el filósofo Gabriel Marcel, propiamente no tenemos un cuerpo; somos nuestro cuerpo.
Posee, por tanto, una altísima dignidad, y merece todo cuidado y atención. Cada uno es responsable del cuerpo que Dios le dio a modo de talento para dar fruto en esta vida. Baste pensar que todos nuestros actos, los ordinarios y los sublimes, entran en escena a través de nuestra corporeidad; incluso el pensar y el amar.
Pero una cosa es cultivar el cuerpo y otra muy diferente es dar culto al cuerpo. El cuerpo nunca ha de ser idolatrado. Porque nadie debe idolatrarse a sí mismo. Hoy cabría hablar de un cierto narcisismo corporal. Narcisismo condenado de raíz, como en el caso de la fábula, a una profunda frustración. El tiempo pasa y deja su indeleble huella de desgaste y debilitamiento sobre el cuerpo, por más que uno se afane en conservarlo intacto. Ninguna cirugía, ningún procedimiento, ninguna técnica –por mucho avance que haya en la materia– es capaz de evitar el envejecimiento. Y quienes van más allá de lo razonable en este campo, en lugar de envejecer con naturalidad –que es la manera “bella” de envejecer– envejecen como monstruos.
Contra esta tendencia “idolátrica” del cuerpo, los ángeles de la Navidad nos revelan su secreto: el de la espiritualidad. Ellos, que son espíritus puros, nos enseñan a valorar y a gozar la vida espiritual. A buscar no sólo una buena “condición física”; también espiritual. Después de todo, el espíritu nunca envejece. “Cada uno tiene la edad de su corazón”, solía repetir el beato Juan Pablo II. Y tal vez por eso, a pesar de los achaques de su vejez corporal, mantuvo siempre un espíritu joven. Basta ver con qué facilidad conectaba con los jóvenes en las Jornadas Mundiales que él mismo protagonizaba.
A veces podemos sentir que la vida espiritual es aburrida, monótona. El canto de los ángeles en Navidad nos recuerda que la vida espiritual es siempre bella, emocionante minuto a minuto, cualquiera que sea la condición del cuerpo. No está mal cultivar la buena forma, cuidar la salud del cuerpo. Pero también –y con mayor razón- hay que cultivar el alma. Después de todo, como dice una antigua frase latina, “los rasgos del alma siempre serán más bellos que los del cuerpo”.
4. El secreto de María: el silencio
Dos necesidades básicas nos definen: hablar y ser escuchados. Con el añadido hoy de la tecnología –celulares, redes sociales, blogs, chateo, etc.– la ecuación queda así: tendencia natural a hablar + tecnología = sociedad hiperparlante. Supongo que más de alguno habrá ya querido gritar desde algún punto del planeta: “¡Basta; cállense todos!”.
María tiene un secreto para nuestra ruidosa sociedad: su silencio. Ella, la gran coprotagonista de la Navidad; la que tendría tanto que decir, tanto que contar, guarda silencio, medita. Según la narración evangélica del nacimiento de Jesús, en esos momentos María no dijo una sola palabra. Su silencio fue el mejor modo de acompañar el acontecimiento más grande de la historia. Ningún sonido, ninguna melodía hubiera estado a la altura del momento. Por eso, bien se ha dicho, nada es más solemne que el silencio.
Ahora bien, el silencio de María no fue estéril ni superficial. Fue el espacio fecundo para reflexionar, profundizar y contemplar: “María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón” (Lc. 2, 19). Ella entendió por anticipado lo que un psiquiatra español diría siglos más tarde: en ciertas ocasiones “la palabra es plata y el silencio es oro”.
El silencio tiene capas. Hay un silencio “exterior”. Importantísimo. Consiste en saber “apagar” los estímulos sensoriales. Cuánto bien nos haría a todos tener al menos 30 minutos de este silencio al día. No siempre es posible. Pero habría que saber encontrar algún remanso así a lo largo del día. Los silencios más profundos son los de la memoria, para evitar malos recuerdos y purificar el pasado; los de la imaginación, para no anticipar desgracias; los de la susceptibilidad, para no “atar demasiados cabos” y sentirnos víctimas de todo mundo, etc., etc. Adquirir la disciplina del silencio no es fácil, pero el fruto bien vale la pena. El silencio es, en cualquier caso, un guardián del alma.
5. El secreto del pueblo judío: la esperanza
Nuestra sociedad tiende al pesimismo. No sin razón. Basta hojear cualquier periódico para lamentar lo mal que están las cosas. Y así, a fuerza de tragedias y decepciones, han bajado mucho nuestras reservas de optimismo.
En el fondo, hemos perdido esperanza. Y tal vez por eso nos hemos vuelto más superficiales. La superficialidad es la enfermedad de los que no esperan nada. De los que viven en un mundo sin profundidad, sin relieve, sin montañas que conquistar ni misterios que penetrar. J.P. Sartre escribió: “La vida es una derrota, nadie sale victorioso, todo el mundo resulta vencido; todo ha ocurrido para mal siempre y la mayor locura del mundo es la esperanza”. Pues precisamente, esa locura del mundo, la esperanza, fue por siglos el gran secreto del mundo antes de Cristo; el que lo puso en una sana tensión, en una espera de Dios que no fue defraudada.
Cuando esperamos algo nos polarizamos, nos cargamos de ilusión. La esperanza mete un centro de gravedad en nuestra vida, y así nos saca de la superficialidad. La espera de Cristo ha sido la más grande que el mundo ha tenido y tiene, pues ahora esperamos su segunda venida. La Navidad nos lo recuerda cada año. S. Grygiel definió la esperanza como la memoria del futuro. Conviene recordar siempre que lo mejor está por venir; que Cristo está por venir. Es el núcleo del mensaje del Adviento litúrgico.
El optimismo cristiano no es una vana ilusión; es una educación del alma. El optimista es quien ha sabido educar su mirada para descubrir lo positivo que se asoma a su alrededor. Y si la crónica del mundo no camina por donde quisiéramos, no es más que una invitación a mirar más alto. Después de todo, como diría Lacordaire, la adversidad descubre al alma luces que la prosperidad no llega a percibir.
6. El secreto de las estrellas: la humildad
El glamur, según el Diccionario de la Real Academia Española, es un “encanto sensual que fascina”. En nuestra sociedad equivale a una preocupación excesiva por la buena apariencia, por el look más llamativo. En un sentido más amplio, el glamur está presente en casi todos los sectores. Hay un glamur de los negocios, del deporte, del espectáculo, de la vida social. En todos los casos, el objetivo es brillar, impresionar, ser el centro de atención.
A esta sociedad glamurosa, las estrellas de la noche de Navidad tienen un secreto que ofrecerle: el de la humildad. Las estrellas sólo brillan en la oscuridad. Cada una brilla con su tamaño y su fulgor propio, sin complejos ni tontas comparaciones. Las estrellas brillan siempre, independientemente de si las miramos o no. Las mira Dios, y eso les basta. “No eres más porque te alaben, ni eres menos porque te desprecien; lo que eres a los ojos de Dios, eso eres”, escribía Tomás de Kempis en el siglo XV.
Aquella noche de Navidad, las estrellas debieron brillar maravillosas, sin envidia de la gran estrella posada sobre la cueva de Belén. Cada una brilló lo mejor que pudo, sin sentirse menos. De haberla mirado con envidia, se habrían opacado. Porque la envidia es la polilla del talento (Campoamor). Ellas, en cambio, por su humildad preservaron su talento. Y por eso hoy, sobre una sociedad ávida de reflectores, de relumbrón y de flashazos, ellas siguen siendo, sin pretenderlo, las verdaderas estrellas.
7. El secreto del pesebre: la pobreza
Una nota novedosa de nuestra sociedad postmoderna es la ambición. Sin duda, ciertas ambiciones son legítimas. El problema es la ambición que se torna insaciable. El gran secreto del pesebre fue la pobreza espiritual, el desprendimiento interior.
Siempre he tratado de imaginar la historia del pesebre; una historia que, sin duda, fue de más a menos. Empezó siendo un tambo limpísimo, idóneo para almacenar agua, aceite o vino. Más tarde fue contenedor de combustible o de lejía. Después lo destaparon para llenarlo de grano trigo, garbanzo o maíz. Un poco más rodado y abollado, se convirtió en tambo de basura. Muchos golpes después, picado y maltratado, cuando ya no servía para otra cosa, lo pasaron por la sierra y, partido por la mitad, dejó de ser tambo y empezó a ser pesebre, en el que colocaron paja para vacas y bueyes.
Quizá nunca imaginó, rodando por la pendiente de la humillación, que llegaría a ser el primer sagrario de la historia, después de María. El pesebre nos recuerda que muchas veces se es más feliz y afortunado siendo menos que más; que el camino de la ambición no lleva a ninguna parte; y que las predilecciones de Dios tienen muy poco que ver con nuestros méritos.
8. El secreto de los Reyes Magos: la docilidad
Nuestra sociedad presume, con razón, de independencia. Pero una mal entendida libertad puede llegar a ser una falsa autonomía, que raya en la ilusión, en la pérdida de referentes morales y de criterios rectos y claros. Ciertas corrientes de pensamiento han postulado un falso humanismo, que consiste en borrar a Dios del horizonte para que el hombre pueda ser plenamente hombre. Su tesis, en resumen, podría enunciarse así: “Si Dios es, el hombre no puede ser“.
Esta postura, sin embargo, constituye un verdadero drama, que inspiró el título de un libro del teólogo Henri de Lubac: El drama del humanismo ateo. Años más tarde, el Concilio Vaticano II resumía admirablemente su esencia: “La criatura sin el Creador desaparece… Más aún, por el olvido de Dios la propia criatura queda oscurecida” (Gaudium et spes, 36).
En otras palabras, cuando el hombre deja de tener por referente a Dios, se extravía en un laberinto sin salida. Es aquí donde los Reyes Magos tienen un secreto maravilloso que ofrecernos: el de la docilidad a Dios. Ellos se dejaron guiar. Fueron verdaderamente sabios al no fiarse de sí mismos, de su autonomía; al buscar fuera de sí mismos, en el cielo, la verdadera razón de su vida y el camino a seguir. Cierto, el camino fue largo y muchas veces oscuro. Pero en premio a su docilidad, encontraron al mismísimo Dios, que se hizo carne para ser hallado.
Su docilidad es una lección de sensibilidad a los auténticos valores y a las inspiraciones de lo alto. Dios nos manda señales; nos sugiere, nos invita, nos muestra estrellas que seguir. El corazón rebelde se ciega y endurece; se enferma de lo que la Biblia llama “esclerocardía” –dureza de corazón–. En cambio, el corazón sensible tiene ojos; y el dócil, pies. Así puede descubrir las “señales de arriba” y seguirlas con paciencia, sabiendo que tarde o temprano le llevarán al mejor de los hallazgos: Dios mismo.
9. El secreto de los pastores: la fe
A nuestra sociedad cada día le cuesta más creer. Es cierto, muchas certezas se han derrumbado; muchas confianzas han sido defraudadas, sobre todo en los últimos años. Por eso, más de alguno me ha dicho: “Ya no sé en qué creer”.
El secreto de los pastores fue su fe. Una fe sencilla, pero viva, operante y alegre. Ellos eran, muy probablemente, hombres sin educación, sin formación, sin grandes lecturas. Pero aquella noche de Navidad fueron los hombres más iluminados de la historia. Dice el Evangelio: “Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz” (Lc. 2, 8 – 9). Eso es la fe: una luz envolvente, que todo lo ilumina: no sólo la noche, también la vida; no sólo el entorno, también el corazón.
La suya fue una fe sin cuestionamientos. Inmediatamente, sin mayor deliberación, los pastores se levantaron y se pusieron en camino. “Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado” (Lc. 2, 15).
La fe no es sólo “creer” con la mente. Es un dinamismo interior que nos pone “en movimiento”. La fe cambia la vida. Nunca es estática. Porque nuestro corazón tampoco lo es; siempre busca un horizonte ilimitado. Las solas expectativas de esta vida le quedan chicas; y sus motivaciones, también.
La fe de los pastores, por lo demás, tampoco contradijo su razón. Sólo la iluminó. La llevó mucho más lejos. La abrió a una revelación que venía de lo alto. Porque, en definitiva, la fe es más una respuesta que una búsqueda. Los pastores no buscaron a Dios; sólo se dejaron encontrar por Él.
La fe desemboca en un gran sentido de lo esencial. Aquella noche, los pastores descubrieron que ya nada importaba, que sólo una cosa era necesaria: estar junto al Recién Nacido. Quien posee el sentido de lo esencial capta lo importante, busca lo único necesario, y así simplifica muchísimo su vida. Fue lo que años después diría Cristo a Marta: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada” (Lc. 10, 41–42).
10. El secreto de la noche de Navidad: la paz
Se diría que éste último secreto de la Navidad es la síntesis de todos los anteriores: la paz. San Agustín la definió como la “tranquilidad del orden”. Según los historiadores, durante la noche de Navidad cesaron las guerras, se hermanaron los pueblos, se reunieron las familias, y parece que todo el cosmos se puso en paz. El Martirologio romano subraya este hecho cuando dice que Cristo nació “mientras reinaba la paz en toda la Tierra”.
La paz es un resultado. Algo que encontramos al final del esfuerzo. Quien renuncia a la prisa, confía en la Providencia, se ejercita en la espiritualidad, vive el silencio, madura su esperanza, forja su humildad y pobreza, su docilidad y su fe, seguramente hallará paz.
Parecen demasiados pasos. En realidad, el camino no es tan largo. Porque todos estos esfuerzos son vasos comunicantes. Quien trabaja en un aspecto, termina por crecer también en los demás. No hay hombre que ore sin ejercitar su fe, su abandono en Dios, su pobreza y humildad. Por eso, más que ver una lista de tareas, tomemos al menos un secreto de la Navidad y empecemos a vivirlo con empeño e interés. Cualquiera de ellos tiene toda la virtualidad para cambiarnos la vida y mejorarla notablemente.
Y no olvidemos que el verdadero centro de la Navidad es Jesús mismo. Él es el Príncipe de la Paz, como lo llama la Iglesia. En Él y sólo en Él encontraremos la paz. En Él posemos nuestra mirada, confiada y segura. Quizá el “mundo feliz” que algunos han profetizado no es tan utópico como pareciera. Porque en realidad no se necesita quién sabe qué nivel de desarrollo científico y técnico para clonar a la gente y diseñar una perfecta ingeniería social. Si queremos una sociedad postmoderna “feliz” –hasta donde es posible en esta vida–, sólo hay que redescubrir algunos secretos esenciales, poner a Cristo al centro de cada familia y dejarlo reinar.
Después de todo, Dios sigue siendo el Señor de la vida y de la historia, aunque no lo parezca. Su victoria sobre el mal –en cualquiera de sus formas– es ya una realidad. Y, si lo acogemos, su victoria será también nuestra. O para decirlo de forma más poética, con un himno de la Liturgia de las Horas, “derrotados la muerte y el pecado, es de Dios toda historia y su final; esperad con confianza su venida; no temáis, con vosotros él está. Volverán encrespadas tempestades para hundir vuestra fe y vuestra verdad, es más fuerte que el mal y que su embate el poder del Señor, que os salvará”.

diciembre 12, 2012

mis silencios se encontraron con tu voz

a inicios de año esuchaba esta canción y pensaba... wow qué bella letra.. quisiera yo poder cantarla no sólo porque me gusta sino porque me sienta identificada..

hoy... a pesar de diferencias, tormentas, y stand byS varios.. hoy aunque no sepa qué camino tomemos luego, hoy miro hacia atrás y puedo con certeza decir que

MIS FANTASMAS POR FIN ESTAN EN PAZ

http://www.youtube.com/watch?v=snFhcHHdzT0

diciembre 11, 2012

si supieras...

si supieras el poder que tiene en mi...
si supieras cómo me mejora el ánimo..
si supieras cuánto lo extraño..
si supieras, si te importara...

la magia de un abrazo por la espalda.

Nadie podrá saber jamás:

 

Ese amplio, profundo y completo camino que se forma entre mis recuerdos y mi imaginación.

 

Entre otras cosas.

café con amor.


Dicen que el sexo debe ser como el café. O era que el café debe ser como el sexo?

Sería lo mismo creo!

 

Caliente y por las mañanas. Ja! Sí. Así me gustan…

 

Por otro lado.. tomarse el café a las 12h30 ya frío y amargo sería como sexo a destiempo y sin ganas?

 
y es que...
el café se toma amargo. y el sexo se hace con amor.
 
 
mmmm....

cosas que pienso!

diciembre 10, 2012

LUNES!


Lunes de locura, de agendas, de tortugos.
Lunes sin Grey´s Anatomy probablemente porque la conciencia martilla con deberes que no se van a hacer solos.
Lunes sin stock, lunes sin caja chica…

Lunes de subir el ánimo con Queen.
Lunes de incienso de coco.
Lunes de planificar el domingo.
 
Lunes de FELIZ DIA!


Me guardo el beso que te debo.

FELIZ DÍA.

diciembre 08, 2012

# 3 Tengo nariz de sabueso!



Y no, no la forma.. que mi nariz es linda! Ja x algo se buscó un dr con experiencia en arreglar lomitas traumáticas producidas por un golpe de desodorante propiciado por el hermano menor de una…

Bueno bueno…


Que tengo nariz de sabueso! A veces ja!


Pensándolo bien no sé si será hormonal o qué.. pero cuando estaba embarazada desarrollé el súper inútil poder de oler hasta el huevo frito de la merienda preparada a metros de distancia!

Pescado, pollo hornado, canguil, desodorantes olor a bambú.. de todo me enteraba yo! era como una versión abultada de Giussepe (me parece) el tipo de El Perfume. Buen libro x cierto! La película nunca la vi.

En fin… que así iba yo por el mundo.. con el mentol en la cartera para bloquear tanto olor que mi súper inútil desarrollado olfato acaparaba por todos lados.


Y a veces regresa… cómo ayer por ejemplo.. mmm será q estoy embarazada? JA naaa!

Pero así.. ayer (de) noche llegaron a mi muchos olores. Canguil! Puaj! Claro que el canguil era en mi propia cocina pero uuuuy cómo se me impregnó hasta la vesícula ese olor a grasa!

Olor a gato… Olor a desinfectante (no esto no era en mi casa) y así… nariz de sabueso!


A veces…


Que otras veces no me entero de nada… cosas q tiene q una sea alérgica (sabrá dios a qué) y los cornetes se inflamen como globos con helio..


Pero bueno. Eso!

diciembre 06, 2012

# 2 Veo formas.



No, no soy como el niño de sexto sentido que va por ahí  susurrando “veo gente muerta” no, no.

Yo veo formas o me invento formas según como se quiera interpretar.
 

Que si estoy en un concierto (como el de hace 1 semana) pues saco un hombre de nariz ganchuda y oreja torcida con las sombras de las luces del escenario…

O si estoy en.. el baño! (como ayer) tan cómoda y concentrada estaba yo en mis asuntos privados cuando la pupila se me dilata o las neuronas se resbalan.. no sé… total que en el azulejo del baño encontré un hombre o era un tiranosaurio rex? Bueno un hombre panzón con las manos hacia atrás.. que se confunde como un tiranosaurio rex..

Y así.. en lo azulejos, en las sombras, en la cremita que se forma sobre el café, en las bolsitas de té.. ahí voy yo.. viendo formas…

 
Como en la foto, en la bolsita del lado izquierdo veo un hombre de sotana con un brazo levantado.. al hombre le falta la cabeza claro está..

 

 

Y no, esto nadie lo sabe.. que ya suficiente me creen medio loca como para que venga yo a confirmarlo!

 

diciembre 04, 2012

#1 Mes favorito del año: Diciembre.


Diciembre de abrazos y reconciliaciones.

Diciembre de deseos y propósitos.

Diciembre de nostalgias de lo que realmente vale la pena.

Diciembre de amigos y familia.

Diciembre de buenos deseos con la frente al cielo.

Diciembre de agradecimiento por las infinitas bendiciones.

Diciembre de recuerdos gratos.

Diciembre de sonrisas iluminadas.

Diciembre de miradas de amor puro.

Diciembre de compartir, tiempo y risas y charlas.

Diciembre de recapitulaciones.

Diciembre de despedidas de rencores.

Diciembre de bienvenidas de esperanzas.

Diciembre, ya llegó.

 
 
Y yo como gil inventando batallas… cabezota!

diciembre 03, 2012

tú, el oasis de este desierto


Te escuché.. en serio te escuché… todas y cada una de tus palabras.. de tu sentir.. escuché..

Escuché de la peor/mejor forma en que puedo escuchar.. visualizándolo todo.. recordando cada escena.. sintiendo en los poros tus palabras..

Escuché también un eco.. un zumbido.. ensordecedor.. o eras tú el que hablaba más bajito? No lo sé..

Mi oreja pegada al auricular.. mi corazón retumbándome los oídos.. mi respiración ausente..

Tú.. en mi..

Te escuché.. te sentí..

 

Y me siento lo peor en lo mejor y más bonito que estoy viviendo..

 

Y yo.. me… creo más inmadura y egocéntrica de lo que pensaba.

 

noviembre 28, 2012

examen psicológico! de nervios!!


Me acaban de llamar de la escuela.

Mañana 13h00 examen psicológico de la enana.

Que no es necesario que lleve más documentos que primero es ese examen!

 

LACAGEITOR!

 

Q mi hija es mi hija.. pero medio loca si tá…

Como la madre dirán algunos… sí lo sé…

Pero a la madre no le tomaron examen psicológico.

Que sino sabrá Dior dónde iba a parar!

 

EXAMEN PSICOLOGICO?

 

Y cómo la preparo yo para eso?

Se puede preparar para eso?

“Mijita no digas que quieres coger un cuchillo y matar a toda la escuela”?

Pero si no me deja ni cortarle las garras digo uñas porque le saco sangre!

 

En mi defensa diré q solo una vez le saqué sangre…

Y esa fue la última vez claro xq desde ahí no me deja ni mirarle las garras digo uñas!

mmm… Ser determinante será un buen punto en el examen psicológico?

 

ESTA CRECIENDO!

 

Si ya sabía yo que estaba creciendo que por algo tuve que cambiarle toda le mini-lencería a talla 6 (y tiene 3 años!)

Que el c…. q se maneja le ha crecido exageradamente…

 

EN SERIO ESTA CRECIENDO!

 

Y claro sq como la pulga no ha ido a maternal ni prekinder esto del kínder me dice que ya no es mi bebé.

Y aunque ella se muere por ir al “frecolar” entiéndase pre-escolar

Y yo me muero por verla con una mini-faldota y loncherota y con unos cachitos por donde resbale sus hermosas serpentinas…

Pos…

 

ESTOY NERVIOSA!

 

Inhalo…

Exhalo…

 

agenda de diciembre.


 
Plan.

Escribir este mes de diciembre al menos 4 entradas sobre mí.

No qué me pase, cómo me sienta, ni qué canción escuche o qué poema lea.

Escribir sobre mí.

Porque esta mariposa tiene sueños en sus alas y manchitas en las antenas.

Manías y costumbres, locura general.

Y aunque se supone que YO ya las sé.. pero como mi “estilo” de redacción es como es.

Quiero saber cómo lo (d)escribo.

 

Jaja debería no ser tan chica YO-YO..

Pero sólo pasa cuando escribo! (creo)

noviembre 27, 2012

soy una soñadora

qué puedo hacer si soy una soñadora?

cómo cambiar si esto es lo que quiero?


http://www.youtube.com/watch?v=9qNju6hPbcw


a la medida de mi locura, un amor que me contenga, que me envuelva, que me traspase.. con locura, con pasión.

me rehuso a racionalizarlo..

sí, soy madre!


Entre tanto drama medio inventado por mis hormonas, más que real por ciertas actitudes frías y finas, así como ese  de fórmula uno que gane o pierda siempre está igual… vamos q la indiferencia (me) mata…

Pues bueno… entre tanta cosa…

 
Soy madre!

 
Madre de una enana “pazona” poseedora de un cabello envidiable en forma de serpentinas negras.

Madre que durante los 30 minutos que toma el camino de vuelta a casa luego del trabajo voy semi durmiendo, semi cantando, semi relajándome, semi cargando energías para volver a desgastarlas con mi hermosa.

 
Hermosa mía que no come huevo duro porque le gusta el huevito suave..

Hermosa mía que me pregunta si se le van a caer los dientes porque olvidó cepillárselos! (mea culpa este mega susto de sus dientes, pero toca xq es muy capaz de no cepillarse nunca!)

Hermosa mía que quiere hacerle tarjetas navideñas a medio mundo xq ella es una artista. Y dice “yo la sensacional artista. Aquí voooy”

Hermosa mía que cada mañana me da un beso, abrazo y desea un buen día.

 

Hermosa mía…

noviembre 26, 2012

esencia...


Yo, romántica que guarda los pétalos de las rosas y escribe pergaminos de poemas prestados.

Mariposa en cuerpo de mujer. Poeta con título en ingeniería.

Relativizo el tiempo soñando mi vida en cinco minutos.

Guardo el corazón en el mismo cajón que el mes de Abril.

Leo a Sabina y sus poemas con ritmo, escucho a Benedetti con la melodía de mi estado de ánimo.

 
Tú, economista de costos-beneficios, de productividades marginales, de maximización de utilidades.

Economista de cuadros, tablas, números.

Economista de 24 horas sin dormir, de 12 horas sin comer, de café para despertarte.

Economista de insomnio, de ansiedad, de impaciencia.

 
Tú, racional. Yo, emocional.
 

Yo, guardo resentimientos y luego exploto.

Tú, revientas tus disgustos.

 
Yo. tú.

Tú. Yo.
 

Qué haces conmigo?

Qué hago contigo?

 
Me quieres racionalmente. Te quiero porque… te quiero..?

 

Qué hace un economista con una mariposa que cree en cuento de hadas y príncipes azules?

Podrá esta mariposa… seguir?

noviembre 25, 2012

llueve sobre mojado

ayer Julieta denunciaba a Romeo por malos trato en el juzgado

"cosas de enamorados"

 y siigo con Sabina.. al parecer iré sola al concierto... es incierto.

noviembre 24, 2012

Sábado Sabinero de corazón casi roto

en mi defensa diré que llevo las dos últimas semanas escuchando a Sabina..

pero hoy.. tal vez no debí..

hoy.. con un mensaje que se demoró en llegar casi 12 horas..
hoy.. que quiero que pasen otras 12 para responderlo yo..
hoy.. quizá no fue la mejor de las ideas..

pero  bueno... llevo las dos últimas dos semanas escuchándolo...


"Y decían que era amor...
Tal vez tenían razón:
puede que fuera amor
la soledad que compartían...
un día sí, setenta veces siete no"

noviembre 22, 2012

Verdades Acumuladas


Esto de tener los (re)sentimientos guardados por algún tiempo no es bueno.

O lo hablas sin siquiera respirar o lo escribes convulsionando. Pero lo expulsas.

O lo gritas en la cara o lo gritas frente al espejo. Pero lo gritas.

Porque luego..

 

Es letargo y desgano.

Es fastidio y repudio.

Es pastoso y espeso.

Es exagerado y excesivo.

Es verdad acumulada.

 

Y no es bueno..

 

noviembre 20, 2012

Feliz Cumpleaños V.V.V.


Ese chico que no era tu novio. Que nadie conocía que no sabían que exitía.

Ese chico era el padre del hijo que esperabas en tu pancita.

No sabías qué hacer.

 
Desesperación, incredulidad, asombro.

Alegría, tristeza, decepción.

Todos los sentimientos y sensaciones mezclados, batidos y revueltos.

Todo dentro de ti.

Junto al hijito que esperabas.

 
Yo te conocía, de vista. De saludo.

Amiga de mis amigas, de mis amigos.

Te conocía.

Nombre y apellido. Compañera de promoción.

 

Y me escribiste.

Y confiaste en mi tu secreto.

Y compartiste el milagro, los miedos.

Tu corazón. Esa vida. Esperaban de mi..

 
Tenía para ti mi experiencia.

En ese entonces madre soltera de una hija de 2 meses.

Confié, compartí, te escribí con fe, con amor.
 

Te escribí y pedí a los cielos inspiración y puse mi corazón en ti y en tu hijito.

Amiga de mis amigas, amiga de mis amigos.

Nombre y apellido. Compañera de promoción.

Te quedaste en mi corazón.

 
Y me alegro por ti.

Por tu hermoso hijo.

Por ti y tu hermoso corazón.

 
Feliz Cumpleaños.

 

zapatitos!


te amo enana mia!


él.


Lo amo.

Con mi vida.

He aprendido mucho de él.

Como ser.

Como no serlo.

Lo que busco de hombre.

Lo que detesto de un hombre.

La guía y amor incondicional a los hijos.

El compañero que no quiero en mi vida.

Grandes virtudes como horrorosos defectos.

Todo en uno.

Todo en él.

Lo quiero.

Lo quiero bien.

 

Pero estos días… lo quiero lejos.

 
Dice que vive, oye y respira por sus hijos.

Le pido que viva, oiga y respire por él.

Que deje a sus hijos vivir, oir y respirar su propia vida.

 
No entiende.

No sé cómo hacerlo entender.

 
Que de mis decisiones y sus consecuencias, me encargo yo.

 
 

…tan sólo lo escribo para desahogarme..

 

 

noviembre 16, 2012

uummmh...


BF y BFF me dicen q estoy demasiado sensible…

Le consulto al espejo y no se atreve a desmentir…

 

Ummmh.. algo me pasa estos días..