agosto 13, 2012

Espantapájaros 18 - OLIVERIO GIRONDO



Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar
ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo. Abrir las canillas,
las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y
los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares,
llorando. Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad que los cacuies y los
cocodrilos no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el
ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar
improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

A veces me pasa

1 comentario:

Una Más / TPN dijo...

Precioso ¡¡¡