octubre 17, 2012

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Ese cajón que no abro nunca más allá de los primeros 10 cm.. justo lo necesario para coger aquello que amontono encima.

Ese cajón que tiene certificados, diplomas, dibujos de antaño, dijes y cadenas de un poco valor, recuerdos y fotos familiares.. ese cajón tenía también una serpiente.

 
Una serpiente.. pequeñita, imperceptible.. una serpiente oculta dentro de una cajita. Una serpiente doblada a 4 partes. Una serpiente blanca con letras negras. Una serpiente en forma de carta.

 
Aún siento el veneno quemar la llema de mis dedos, aún siento la respiración a medio exhalar al leer.. leer y recordar.

 

Ese cajón ha quedado limpio.. pero debajo de mi cama hay más serpientes

 
.. anoche empecé a escuchar su cascabel...

 

Manía la mía de guardar y atesorar cosas… objetos, notas, recuerdos físicos que hacen brotar un mar de recuerdos en mi interior.

Recuerdos físicos que reviven las sensaciones del primer momento y la desazón del último también.

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