junio 27, 2017

Mi lugar favorito con mi chica favorita

Lo que iba a ser una noche de súper (compras de casa) con mi enana
Terminó siendo una noche de mamá e hija de paseo (no solemos tener mucho de éstas)

Eran las 19h30 del domingo y estábamos ya listas para pedir el taxi cuando se me ocurre comprobar la hora de cierre del súper y resulta que era a las 20h00! JA
Entonces mi muy determinante hija argumenta que ella no se bañó por gusto! ni se vistió por gusto! así que (conmigo o sin mí - así pareció por su determinación jaja) ella iba a salir a algún lado..

Y bueno... el baño dominical no se debe desperdiciar obviamente!... y nos fuimos para el siempre confiable malecón Simón Bolívar...

Y conversamos de cómo le iba a "las chicas" (sus mini amigas de 8 años)
Y me enteré que ella es la última en terminar de lonchar porque "ay mami, yo me tomo mi tiempo para disfrutar de mi lunch!" (con el tono de seriedad que se merece el respeto a la comida)
También me enteré que las otras amigas se suben por nosédónde pero mi E jamás! haría eso... y ensuciarse? no gracias!
Y recordé que yo a su edad / misma escuela, llegaba con la blusa como "si fuera a trapear la escuela con la ropa!" así me decían mis primas mayores, pero decidí no compartir este recuerdo con ella jiji

Mientras caminaba tomada de su mano, no pude evitar recordar que allí en ese mismo lugar tuve la primera cita con su padre hace poco menos de 15 años atrás, luego el primer san valentín... vamos es que el Malecón me gusta desde siempre y tuve algunas citas allí (incluida esa cita a ciegas de la cual salí despavorida antes de que el chico me vea!). Pero estos recuerdos también los omití.

Lo que sí le mostré es mi lugar favorito de pensar...
La última vez que fui allí a pensar / decidir algo fue hace unos 3 años creo... pero aunque no lo frecuento se mantiene como "mi lugar favorito"

Le contaba que cuando me peleaba con los abuelitos (así como su tío a veces se pelea) iba allí.
O cuando necesitaba pensar y pensar hasta decidir algo también iba allí.
En eso pasaron unos jóvenes fumando y ella dijo "mami APESTA" y le conté que durante unos años de mi vida, su madre también apestaba! es decir también fumaba.
+ Qué estabas loca?! me dijo
Le dije sí, estaba confundida! esa no fue una buena decisión. Pero luego decidí correctamente y dejé de hacerlo... y me puso unos merecidos ojos en blanco :)


Hablamos que yo estudiaba cerca durante una parte de la universidad (el preuniversitario) y por eso iba frecuentemente allí a estudiar o a conversar con sus tíos (amigos de la u), también recordé cuando bebíamos tanto alcohol como nuestros 18 años nos permitían! pero me guardé también esa parte!

Hablamos también de las decisiones que ella toma, decisiones pequeñas para niña pequeña y que algún día ella tendrá su lugar favorito para ir a pensar.

Y me dijo, entonces cuando yo crezca también te puedo decir mami voy a llegar un poco tarde y me quedo en mi lugar favorito? Y le dije que sí que podía pero tenía que avisarme primero... y respondió con un claaaro! mientras me sonreía y me apretaba la mano...






La historia de este lugar: (los puntitos brillantes son nombres!)

El Servicio de Rentas Internas (SRI) era el encargado de administrar el sistema de liquidación y recaudación de impuestos y de las asignaciones voluntarias para la Fundación. En sus inicios, la captación de donantes iba a ritmo lento, hasta que fueron tangibles los avances en la infraestructura. Hubo un aumento sustancial de personas que decidían aportar cuando se inauguraba el Sector Centro, notoriamente visible a lo largo de la av. 9 de Octubre. Incluso, personas de otras ciudades se sumaban a esta iniciativa. Las donaciones de libre asignación habían adquirido vital importancia para la realización del proyecto, puesto que se había previsto que cubran el 60% del financiamiento (el financiamiento restante provendría en su mayoría de préstamos puente y venta de concesiones) La realidad superaba largamente las previsiones financieras: las donaciones cubrieron el cien por ciento del costo de la construcción del Malecón y con los excedentes se pudo atender otra obra similar: el Malecón del Salado. Como señal de perenne agradecimiento en el Malecón se erigía un monumento conformado por 32 planchas de cristal, iluminadas, en donde se apreciaban los nombres de unos 50 000 donantes de todo el país.

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