Creo ser una buena persona, de
hecho lo soy.
En términos generales no critico,
no chismeo, no juzgo, no grito, no insulto y procuro ayudar cuando puedo.
Vamos que no hago / hago a otros
lo que me gustaría que no me hagan / hagan según sea el caso.
No me he creido perfecta. Pero sí
cometí un error y es pensar que con lo bueno era suficiente.
Que mejorar y crecer como persona
era pedir una milla extra que no era necesario dar.
No lo expresaba/pensaba así
textualmente, pero una parte de mí creía en ello. Que era suficiente.
Y no lo es.
Sé que tengo muchísimas actitudes
que mejorar y algunos traumas que sanar.
Ultimamente me he visto reflejada
en un espejo que no me gusta ni un poquito.
Una yo, fangosa, turbia, con uñas
largas para lastimar y mirada insidiosa. Y no me gusta.
Una yo que habla con la bilis resumiendo
en la comisura de mis labios.
Una yo que se siente atacada y
para defenderse, ataca.
Tengo mis monstruos, mis miedos,
mis noches oscuras, mis zonas prohibidas..
Y no me conformo con ser “buena”
el 90% del tiempo, porque ese 10% restante es realmente de miedo.
No me conformo, no seré.
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