Terminé
el 2012 con un resbalón. Un poquito triste y nostálgica pero feliz al mismo
tiempo. Como si las aguas de mi cordura hayan decidido mezclarse por el ruido
de tanto juego pirotécnico que me rodeaba.. Sin vestido nuevo, pero con unos
zapatos hermosos (no nuevos). Sin nadie que quiera tomarme en ese momento de la
mano o al otro lado del teléfono, que me quiera en su camino en este nuevo año.
Pero sí con una medio entusiasmada medio asustada pulguita prendida a mi cuello
gritando: “mira mami los huevos
atificiales”
2012:
me encontraste desesperada. Cansada de patear a un 2011 que me deshilachó el
espíritu. Me aferré a ti, por paz mental, por paz emocional. Por paz general. Y
con esfuerzos, conseguí eso y más.
2012:
te despedí agradecida.
2013:
han pasado 3 días y ya te estás dejando al descubierto.
2013:
un nuevo reto. Compuesto de otros pequeñitos por ahora.. un entrenamiento
quizá? Quizá!
Pero
aquí me tienes. Parada en la base de tu montaña mirando hacia arriba. Si cuesta
arriba es el camino, cuesta arriba seguiré.
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