Él estaba sentado en la cama y me dijo "ven para calentarte", su pecho tibio acogió mi espalda fría, sus manos calientes arroparon mis muslos helados mientras su aliento cálido reconfortaba mi cuello entumecido.
Y así; esta mañana el amor nos hizo más cercanos, más íntimos, más complices, más esposos.
Dios bendiga a mi esposo hoy y cada día.
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