Todo en la vida se trata de equilibrio.
Equilibrio entre lo que comemos y las grasas que quemamos / los alimentos que asimilamos para tener un físico más o menos aceptable según nuestros propios estándares aceptados de salud.
Equilibrio entre las horas de descanso y la actividad del día. A más desgaste más descanso luego.
Equilibrio entre atención a trabajo - ocio - descanso - familia - pareja - amigos - uno mismo
Equilibrio entre la lógica de las ideas y la lógica de los latidos. Qué aceptamos. Qué desechamos. Qué podemos "canjear"
Vivimos sorteando esa delgada línea que es el equilibrio. Como si de un juego de niños se tratara. Como si con cada vez brincáramos a la cuerda pudiendo caer en un lado y luego en el otro. Pudiendo pararnos con las piernas abiertas y poner un pie en cada lado. Pudiendo brincar lo más alto posible y evitar así por mili segundos tomar partido de un lado o del otro.
Por ejemplo escuchar tu sonrisa al otro lado de la línea, esa sonrisa que tiene una mezcla de gracia, picardía, sorpresa, aceptación y espera. Ese sonido es para mi como estar sobre la cuerda, siento el aire, siento mis piernas recogidas, siento mis brazos abiertos. Y por un pequeño momento no estoy pensando en qué lado caeré.
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