No sé si puedes sentir lo que yo no digo.. pero ayer no
quisiste dormir en tu camita.
Desperté en la madrugada y te vi acurrucada a mis pies. Te llamé
hacia mí y así dormida me abrazaste.
No sé si fue mi subconsciente que me da ánimos; o el
angelito de la guarda, al cual ya no rezo, que no me ha abandonado.
Pero tuve un sueño esperanzador.
No por las imágenes, personas o hechos. Sino por cómo me
sentí.
Era un tren, con un asiento extraño que me obligaba a sentarme
junto a un joven.
No recuerdo su nombre, si su sonrisa y su mano extendida
hacia mí, presentándose.
Recuerdo la gracia que me dio esa situación. En serio, quién
se presenta así ahora?
No recuerdo sus palabras textuales, aunque tuvieron un sabor
a nostalgia.
Mira qué "casualidad" dijo. Y yo recordé "causalidad". ..
Pero me sentí mejor.
Mi sueño me mostró que así como sigue la vida, debo seguir
yo.
Quizá no con las mismas ganas, quizá no con la misma
ilusión.
Y aunque no lo sienta así ahora, volverán a mí, esas ganas, esas
ilusiones que he colgado en la pared por ahora.
Por ahora… luego las retomaré. Sé que así será.
Gracias hija mía por abrazarme mientras duermes, por
aferrarte a mí cuándo soy yo la que más te necesita.
Gracias angelito de la guarda por purificar mi alma en
sueños. Por sentirme renovada en sueños.
“Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho
sentido” Joaquín Sabina.
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