We used to be a dog..
Remus fue separado de su familia a las 3 semanas de edad aprox, aún tomaba lechecita.
Fue mi madre quien lo pidió. El camino de regreso a casa fue de 6 horas en carro, con paradas para que el animalito coma, limpiar la cajita de pipís y popós, etc.
Esa separación finalmente se convirtió en su rescate. Sus hermanitos fueron muriendo luego, atropellados (vivían al pie de una carretera, en un pueblito donde comían lo que podían)
Fui un par de veces más de visita al lugar donde estaban sus hermanitos y notaba la diferencia entre Remus y ellos, el tamaño principalmente. Mi Remus creció lindo. Fuerte.
Como todo cachorro era bullicioso, demasiado para el gusto de mi mamá. Ladraba a todos los que pasaban y ella decía "me da verguenza con los vecinos" (se colocó rejas adicionales para que no pueda sacar la trompa y lastimar a alguien)
Lo llevé a esterilizar para que bajara su ímpetu y mal genio, y bajara también la intolerancia de mi mamá hacia el perro.
No era un perro malo, bravo, sólo territorial.
Se sentaba, daba la patita. Me lamía los pies o las manos cuando lo acariciaba, mostraba su panza para que le hagamos caricias...
Teníamos problemas con la limpieza de su popó, mi mamá no podía limpiar por su problema con las manos (alergia por contacto, se pelan y sangran) yo tampoco por mi ciática (un sábado limpié y estuve hasta el lunes sin poder caminar bien y a punta de pastillas para el dolor) entonces le tocaba a mi hermano, quien no lo hacía regularmente.
Por qué hablo en pasado? Porque el sábado anterior me llamó mi hermano y me dijo Remus no está, tu mamá se lo llevó (lo regaló)
La navidad pasada, mi mamá lo intentó, pero como yo ya sabía, me llevé al perro donde M, antes que ella llegara a casa. Esta vez no me dijo nada y me enteré por la llamada de mi hermano, quien se enteró porque se despertó y perro ya no estaba.
Extraño a Remus.
Mi hermano lo extraña más, estoy segura.
Pero yo también lo extraño.
A consecuencia de eso, mi hermano (22 años) ha montado una guerra fría hacia mi mamá, no le habla, no la escucha, no la mira. Dice que es definitivo. Por siempre y para siempre. Que el perro fue la gota que derramó el vaso.
Una parte de mi, quisiera hacer lo mismo. Pero el no hablarle, no traería de regreso al perrito.
Y estoy tratando de mejorar mi relación con ella... luego de Rafael, ella dejó de ser mimamita, mi santa madre, a convertirse en simplemente la señoraS., aún no puedo decirle "mami", al menos le digo "mamá"... y no hablarle sería un retroceso y no quiero eso... pero sí, tengo coraje. Mucho...
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