He estado revisando un poco mis entradas, más que nada poniéndole Tags /etiquetas a las que no tenían y encontré algunas donde (como casi siempre) me desahogaba por la pena y frustración de la ausencia del papá de mi pulga.
Y creo que merece que lo reinvindique, porque al día de hoy puedo decir que mi hija tiene un padre.
Su papafrita, su copo de nive (como ella le dice)
Su padre de un domingo al mes, su padre de pijamadas (este fds será la segunda), su padre de notas de voz que ella le envía al whatsapp.
Hay muchas cosas que no hace, como ir a sus presentaciones en la escuela...
Pero sé que el tiempo que pasa con ella, mi enana lo disfruta.
Y esa es mi alegría.
Verla emocionada con cada nota de voz, verla inspirada haciéndole un dibujo por su cumpleaños (su papá tiene capa! es su súper héroe!), verla feliz cuando llega los domingos por la noche luego de estar con él.
Esa es mi alegría.
Y le pido a Dios que siga así, que así como ella se derrite de amor por su papi, el más grande, el más fuerte, el más guapo de todos los papis guapos. Que así mismo le pase a él con ella, que nunca pierda esas ganas de verla, que sea la niña de sus ojos por siempre. Porque mi pulga se lo merece.
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